22/4/10

A modo de testamento


Para Paula


Society
Crazy indeed
Hope you’re not lonely
Without me
-Eddie Vedder

Deambulo, digo más, divago por los meandros oscuros de mi ser. El lenguaje me abandona y lo veo zarpar entre la bruma de una noche londinense de fines del siglo XIX. No sé qué vientos soplarán, no para él, que tiene vida propia, sino para mí, que me voy a quedar afásico, sin pensamientos, sin sueños, pero quizá feliz.
Al tiempo que se levan las anclas de livianas letras desde el fondo de las pesadas y fangosas aguas del Támesis de mi vocabulario, veo pasar las horas. Soy un espectador de mi propia vida, y las veo desfilar sin que ellas siquiera se percaten de que existo. Atrás, como si de una familia de patos se tratara, veo pasar a los minutos, a los segundos, a los…
No importa, puedo vivir sin mi lenguaje, sin el tiempo. Es posible imaginarlo. En contra de lo que pensaba Freud puedo pensar mi propia muerte. Ya no voy a ser el animal social ni político, voy a ser tan únicamente el animal. Kaspar Hauser, ni más ni menos, al revés. Voy a abandonar esta gran casa de la mentira. Otra víctima del hablar y del escribir. Otro dado que se les escapó a los dioses. Ya mi suerte está echada, pero no hay ningún Rubicón por cruzar, si acaso tan sólo el Estigia.
Sobre el final de esta vida, una entre las tantas que me toca vivir al mismo tiempo, te produzco sensaciones encontradas. Busco, sí, tu placer, pero las consecuencias de esa búsqueda siempre muestran también tu dolor. Tus lágrimas son también fuente de extraño regocijo. Tu angustia me devuelve al paraíso perdido. Y tu alegría, si algo así existe, es no más que un estigma grabado a fuego que oficia de mojón para señalar los miles de kilómetros que la separan de los bajos fondos de tu desesperación y de tu resignación.
Es mi despedida. A dientes apretados, ojos abiertos, nudillos crispados, sudor incómodo. Nunca fui el que era, siempre fui una ficha más de un tablero de un juego al que nunca supe jugar, y las manos que me movían siempre fueron diferentes. Dicen que el que ríe último ríe mejor, pero yo no sé qué cosa sea la risa. Sí, me he reído y te he visto reír, pero da igual. Tampoco tengo ya mucho interés.
Pasan las cosas y me doy cuenta de que no las necesito. Todo es un sueño constante que amenaza con ser pesadilla, tal como los nubarrones que trae el viento de la costa anuncian el viento y la lluvia y la incertidumbre. Mentira. Todo es una pesadilla que promete ser un sueño, tal como el sol juega a meter sus brazos entre las nubes y acaricia nuestros ojos. Yo me lo creí, y ahora no tengo refugio, la tramposa tempestad juega a placer conmigo y revienta mi rostro contra los médanos inclementes.
Conozco tu sufrimiento, del mismo modo que el maestro conoce lo que aprende el alumno. Yo lo viví, y ahora te lo enseño. No me encontré, y no lo vas a hacer. Ni siquiera vas a ver el faro que te alerte de las rocas. Sólo busco que sepas que siempre fuiste Robinson, en realidad en absoluto me necesitabas. Como a cada cosa que se le echa luz, esto es un tropo. ¿Cuántos años necesitaste para descubrirlo? Leer y leer, aprender de la vida, y zas. Un vientito te deja aferrada a un pedazo de madera en medio del océano. En dicho océano habitan los tiburones, y en cada parte de la nave que sobrevive la convivencia es con las ratas. Infinitos cuartos número 101. Todo es dentelladas.
Las voces también me abandonan. Primero todo eran voces, parecían diferentes idiomas, pero no, era uno. Eran sí muchas personas. Después éstas se multiplicaron junto con los idiomas. Yo nunca aspiré a ninguna Babel, me tocó por lo contrario, yo lo único que hacía era sumergirme, al extremo de ser también esto leído como una afrenta. Ni siquiera pensé que podría haber disparado alguna flecha. Las únicas que se me escaparon, y yo sin saberlo, fue cuando tensé mi lengua y produje algunas palabras que se clavaron en tu piel. Nunca supe medir la intensidad, nunca supe medir el caudal de sangre que se transformó en hemorragia.
Las heridas que pueda producirte, sólo quiero que sepas que son inconscientes. Tan sólo ocurre que estoy equipado con herramientas que lo desvirtúan todo. Los dos somos víctimas. Mi propio dolor sólo puede ser representado como una edificio a escala, pues está situado más allá de todo límite razonable. No hay escapatoria, el silencio no sirve. Es nada más que la contracara de la moneda. Otro pobre subterfugio sobrevalorado, pues no hay iluminación. Como mirar al sol directamente es la forma más rápida de quedarse sumido en las más profunda oscuridad. Y mientras tanto, como a lo largo de la historia, la serpiente relame su lengua venenosa.
Was fehlt Ihnen? What do you miss? Qu'est-ce qui vous manque? ¿Qué echa en falta? – Die Heimat. Y no tengo traducción. Puedo tal vez jugar y hacer como que, como cuando alguien habla y no le prestamos atención o no entendemos lo que dice, pero sonreímos y asentimos levemente dando muestra de nuestro falso consentimiento y empatía. Home or my fatherland, ma maison ou mon pays, mi hogar o mi patria… no lo sé, puede ser otra cosa. Sí sé que sólo en mí mismo puedo encontrar una posible traducción, aunque desde luego no es un lugar geográfico, es una utopía.
Todo se aleja y me abandona. Ya me ciega la bruma del olvido. No es un problema, el tiempo de las tragedias ya ha visto su hora. Puedo aún vivir. Sin palabras, sin tiempo, sin objetos, y sin saber que hay un lugar al que pertenezco. Sólo resta una cosa. En el momento de mi agonía, por favor, no me abandones. Cuando el lenguaje se extinga, cuando ya no quede ni una moribunda palabra, quiero que al menos algo permanezca: el significado. Aún fuera de todo sistema de signos y de símbolos, más allá del engaño y de la trampa, la única capaz de darlo, la única que puede dármelo, sos vos.

5 comentarios:

  1. No puedo opinar, es muy personal, o peor, es de dos dónde tres son multitud, así, que despacito, bien despacito, me retiro...
    ¡Un gran abrazo para ambos!

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  2. Yo opino, pero solo de la literaria cáscara, y no desde la sentimental pulpa.

    Te lo he dicho más de una vez, pero lo repito porque realmente siento hacerlo. Aún me sigue asombrando tu perfecta capacidad para pintar lugares, físicos y de los otros, con tanta claridad (sino más) que me parece estarlos viendo. El puerto, la bruma, el barco ya en altamar; todo se dibuja en mi mente a medida que leo. Y no es mérito de mi mente ( ya que no siempre me pasa), sino de tus palabras, que son tan exactas que no dejan espacio para el equívoco. Lejos estoy de ser conocedor de literatura y menos aún de sus exponentes, pero de los poquísimos que conozco, te puedo comparar quizás con García Márquez. Tenés en la pluma (teclas en este caso) una pincel tan certero e infalible, que me da trabajo creer que se pueda lograr algo así.

    Bueno, quise decirte que me encanta lo que hacés y cómo lo hacés. Pase lo que pase en tu vida (si es que detrás de todo esto realmente algo sucede), no dejes de escribir.

    Abrazo grande.

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  3. Muchas gracias como siempre por los comentarios, son desde luego un alimento para continuar. No hay que quedarse más que con la capa literaria, y en ese campo me siento profundamente halagado, las comparaciones podrán ser odiosas, ¡excepto cuando te comparan con alguien como García Márquez!
    Abrazo, un fiel servidor...

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  4. Impresonate, como siempre Iani. Noto q hay muchos textos en los q Paula y vos parecen dialogar de modo indirecto. Digo, si sigo Poesia Paulatina y No land's man...con tiempo a mediados de Junio me dedico a seguirlos mas de cerca. Abrazo a los dos.

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  5. Hola Nati,
    muchas gracias por tu comentario. Puede ser lo que decís, aunque probablemente en algún texto que sea actual, porque sobre todo en Poesía Paulatina hay textos de otros tiempos... Fuerte abrazo para vos!

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