9/8/09

Claroscuros

¿Nunca te siguió tu sombra? No me refiero a que te acompañe, sino a que te siga, que te atormente, y que se asocie con las luces para moverse de un lado a otro, ora delante, ora detrás. No hay modo de que puedas boxearla. Sentís como se agranda, como se achica, como si se tratara de tus pulmones al respirar. Escuchás su silencio en medio de un viejo mercado de Damasco, en las ruidosas calles de Estambul, y ni tus pasos al retumbar infinitamente acallan ese silencio que te persigue incluso los domingos a la madrugada por alguna desolada calle montevideana. Tu cobijo es la oscuridad, como un maleante te escondés en los bajos fondos de la soledad, esa soledad a la que tu paranoia te arrastró como un esclavo cuya vida esta signada por un voto ajeno. Esa silueta, una mera deformación de tu yo, es más que un instrumento berkeliano, porque permanecerá algún tiempo en tu cajón, mientras vos ya te fuiste hacia el otro lado, haciendo que el espacio para uno se vuelva más opresivo, si es posible. Aunque vos ya te fuiste, ya no estás… pero hay otra sombra, la que no te persigue, la que nunca sabrás si existe, la que comienza a dar sus primeros pasos en el momento en que vos das los primeros pasos en el más allá, eso que para vos pasará a llamarse el más acá, por supuesto. Esa sombra es la estela que la nave de tu vida deja al pasar, eso que contagiás a los demás y que llamamos recuerdo, pequeñas manchitas que salen a relucir en determinados momentos, y que indefectiblemente los lavados de la imperfecta memoria irán borrando incluso en aquellos que soltaron alguna lágrima por tu ausencia.
Pero dejemos a tu sombra, que es mi mancha, un lugar sobre el que no quiero pensar. Ahora estás en la tierra sin pasado, presente o futuro. Los tonos blancos y negros que en este fenomenal mundo dibujarían aún tu sombra, desprenden destellos que allí lo impiden, te abren las puertas de la eternidad y te permiten vislumbrar angustiosamente como tu periodo caduco es barrido de la faz de las personas con cada vaivén de las aspas del tiempo. Estás solo. Sin sombra, sin gente, mirándote a vos mismo desvanecer en el espejo acuoso de Narciso, alejándote pero sin elevarte y sin moverte. Como si se tratase de una mala pasada que espíritu y materia juegan sobre vos, como si fueran dos cosas distintas, y como si las leyes de la casualidad y el indeterminismo fueran una broma que alguien depositó sobre tu espalda. Y en ese momento abrís los ojos en medio de la más alta oscuridad. Sin ver, tu sensibilidad conoce en su más mínimo detalle la perla fría que nace en el polo de tu cabeza y comienza su peregrinación en busca de las zonas que la conviertan en aire y sal. La sentís resbalar, que cae, pero no caer. Se pierde entre los pliegues de tus sábanas sin haber logrado su propósito. Y tu mente ya viajó a otras tierras y tu mano prendió la luz de la mesita de noche. Se acabó el mal sueño, se acabó el mal despertar. Se hizo la luz. No hay espejo donde mirarte y tampoco buscás a tu sombra, pero la sentís igual que a la gota de sudor que acabás de perder. Recuperarla no te hace feliz, por el contrario, es la manifestación de la pesadilla superada, la inmaterial presencia de tu angustia, que ahora sí, te acompañará como la pesada bola de metal que es arrastrada por el preso que paga sus culpas, o simplemente como un pobre perro callejero al que le despertaste simpatía.

4 comentarios:

  1. ¿Q tal viejo amigo? Más que comentar el artículo en sí, lo que quiero en este primer contacto con este espacio, es felicitarte por el mismo. Demás está decir que aquí andaré para seguirle la pista a tus palabras, y si es que mi endeble intelecto me lo permite, hacer algun aporte. Abrazo grande.

    ResponderEliminar
  2. Esa sombra de la que hablás, más que sombra me recuerda la figura del Doppelgänger o lo que Freud llamó unheimlich. Esa percepción de lo siniestro, lleno de dobles y espejos, creo yo, la hemos sentido todos en algún momento en nuestro andar por el mundo. ¿Qué opina usted bloggero?

    ResponderEliminar
  3. Iani! Fantasticos! El blog y esta prosa!!!
    NSin entrar en Freud creo q no hay mas sombra que el acoso permanente de la inmortalidad del alma y la mortalidad del cuerpo.
    Impresionante tu prosa!!
    GRACIAS

    ResponderEliminar
  4. Gracias por los comentarios, son más que bienvenidos y resultan muy alentadores. Nuestro tesoro y nuestro castigo es tal vez tener conciencia de nosotros mismos...

    ResponderEliminar