13/8/09

Constataciones

Pretenden ser datos empíricos, algo así como son las 22:39, pero hay más, mucho más, y no sólo la filosofía mía, tuya o de Horatius, está la nieve, por ejemplo. Pero no, ahora que la coloqué en tu mente, constato que el sol que hoy asomó en la ciudad la secuestró. Así te podés dar cuenta de que quizá todo termine siendo una cuestión de sugestión (rima no buscada, otra constatación, y otra rima no buscada…). Retirá la nieve de tu cabeza. Recuerdo que hay un cuento de Tolstoi que juega con esa idea, voy a tener que buscar en la biblioteca, a lo mejor está detrás de la cubierta de los Cuentos Rusos Editorial Básica Salvat que encontré colgado en el universo virtual por alguna amistad, pero eso sería tan bajo como proponer una copia de bajo presupuesto a lo sugerido en El Principito, aunque siempre es más fácil confundir a un elefante dentro de una boa con un sombrero, y menos el famoso sombrero de Magritte, ese que ves siempre del mismo lado en su espejo mágico que no es un espejo como tampoco la pipa no es una pipa y tu imagen no es tu imagen, sino algo pasajero que nunca llegás a atrapar porque en realidad es un río que se te escapa por entre los dedos como si fueras un reloj de arena. Sos un reloj de arena. Y la arena se te escapa en forma de minutos, cada grano cae como el sudor de tus nervios, esa manifestación condensada de la Angst amotinada en los suburbios de la catedral de tu cerebro, en algún lugar que algún científico habrá dado en llamar apelando a la lengua franca del imperio romano. De entre los recovecos latinos de tu mente se aglutinan la nieve, la arena, el sudor, se mezclan, se vuelven uno y danzan como si jugaran a emular tu cadena de adn, pero se ríen de vos porque vos no te reís con ellas, la palabra Angst se te fijó y ya no ves nada, no danzás y no reís. Todo se te vuelve un círculo, que es lo mismo que decir una cárcel. Los barrotes los vas dibujando uno a uno, cada uno un círculo visto desde arriba, y vos quizá seas el centro que no está en ningún lado. Mientras la arena continúa cayendo, la nieve sigue sin aparecer y tu sudor se ha transformado en olor humano. La cárcel permanece, en realidad ya estaba diseñada, pero miraste para otro lado, pretendiendo que era un elemento más pasajero, como vos. Pero ese lugar que evitás es tu destino, es tu sobre de dormir, el altar de tus plegarias y tu muro de los lamentos. No vale que te arrodilles, no vale que vuelvas a sudar, no vale que aprietes tanto la cintura que la arena deje de caer. Aunque no lo creas, constato que ha vuelto a nevar.

2 comentarios:

  1. Hola bloggero hay un dicho que dice así: "Hablaba en prosa sin saberlo". Me parece que vos escribís en poesía sin saberlo! Creo que ahora ahora sí y sin proponértelo escribiste poesía! Enhorabuena. Why not? Warum nicht? Tantos y tantos poetas malos y menores por ahí! Vamos hombre, escribe algunos poemas para nosotros! Venga!

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  2. Bueno, viniendo de alguien que transfigura las palabras en seres vivos y tangibles con su propia poesía... y yo que hago tantas cosas sin saber y tantas cosas que no hago a sabiendas... veremos que dicen las futuras palabras, dejarlas que hablen por sí solas, en una de esas gozan de la gracia de Calíope...

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