25/11/11

La máquina de coger (un intento de traducción rioplatense de Bukowski)


al querido avernícola J. W. Legaspi
y al caro Johannes, agradecido por sus sugerencias

era una noche de calor en lo de Tony. ni siquiera se te ocurría coger. sólo tomar cerveza fría. Tony nos pasó dos cervezas a mí y a Mike el Indio, y Mike ya tenía el dinero afuera. le dejé pagar la primera ronda. Tony cobró, aburrido, miró alrededor – otros 5 o seis miraban sus cervezas. estúpidos. así que Tony vino hacia nosotros.

“¿qué contás de nuevo, Tony?” le pregunté.
“ah, mierda,” dijo Tony.
“eso no es nuevo.”
“mierda,” dijo Tony.
“ah, mierda,” dijo Mike el Indio.
tomamos nuestras cervezas.
“¿qué pensás de la luna?” le pregunté a Tony.
“mierda,” dijo Tony.
“see,” dijo Mike el Indio, “el tipo que es un cara de culo en la tierra es un cara de culo en la luna. no hay diferencia.”
“dicen que probablemente no haya vida en Marte,” dije.
“¿y qué?” preguntó Tony.
“ah, mierda,” dije. “2 cervezas más.”
Tony las pasó, y después vino por su dinero. cobró. volvió. “puta que hace calor. quisiera estar más muerto que Siempre Libre de ayer.”
“¿a dónde van los hombres cuando mueren, Tony?”
“mierda. ¿a quién le importa?”
“¿no creés en el Espíritu Humano?”
“¡eso es cualquiera!”
“¿y qué hay con el Che? ¿con Juana de Arco? ¿con Billy the Kid? ¿con todos esos?”
“¡eso es cualquiera!”
tomamos nuestras cervezas pensando sobre eso.
“bueno,” dije, “tengo que ir a mear.”
fui caminando hasta el urinario y ahí, como de costumbre, estaba Petey el Búho.
la saqué y empecé a mear.
“seguro que tenés una pijita,” me dijo.
“cuando estoy meando o meditando, se. pero soy de lo que se llama el tipo súper-alargamiento. cuando estoy pronto, cada centímetro que tengo ahora se multiplica por seis.”
“eso está bien, si no estás mintiendo, porque ahora puedo ver que aparecen un par de centímetros.”
“es sólo la cabeza.”
“te doy un dólar por chuparte la pija.”
“no es mucho.”
“estás mostrando más que la cabeza. estás mostrando hasta el último centímetro de pistola que tenés.”
“andá a cagar, Petey.”
“vas a volver cuando te quedes sin dinero para cerveza.”
me di vuelta y salí.
“dos cervezas más,” pedí.
Tony hizo su rutina. volvió.
“hace tanto calor, que creo que me voy a volver loco,” dijo.
“el calor sólo hace que puedas ver tu propio yo,” le dije a Tony.
“¡pará un poco! ¿me estás llamando imbécil?”
“la mayoría de nosotros lo somos. pero se mantiene en secreto.”
“todo bien, si decimos que tu boludez es correcta, ¿cuántos tipos sanos hay en la tierra? ¿hay alguno?”
“unos pocos.”
“¿cuántos?”
“¿de los billones?”
“see, see.”
“bueno, diría que 5 o 6.”
“¿5 o 6? dijo Mike el Indio. “¡pero chupame la verga!”
“mirá,” dijo Tony. “¿cómo sabés que estoy loco? ¿cómo nos salimos de esta?”
“bueno, como estamos todos locos sólo hay unos pocos para controlarnos, demasiado pocos, así que nos dejan andar por ahí siendo locos. eso es todo lo que pueden hacer por el momento. hubo un tiempo en que creí que podrían encontrar un lugar para vivir en el espacio exterior mientras nos destruían. pero ahora sé que los locos también controlan el espacio.”
“¿y cómo sabés?”
“porque pusieron la bandera norteamericana en la luna.”
“¿y suponiendo que los rusos hubieran puesto la bandera rusa en la luna?”
“es lo mismo.”
“entonces ¿sos imparcial?” preguntó Tony.
“soy imparcial hasta con el último grado de locura.”
nos quedamos quietos. seguimos tomando. y Tony también, empezó a echarse él mismo escocés con agua. el podía. era el dueño del lugar.
“por dios, que hace calor,” dijo Tony.
“see, mierda,” dijo Mike el Indio.
entonces Tony se puso a hablar. “locura,” dijo Tony, “ya ven, ¡hay algo muy loco ocurriendo en este mismo minuto!”
“claro,” dije.
“no, no, no… quiero decir, ¡acá mismo en mi negocio!”
“¿see?”
“see, es tan loco, que a veces tengo miedo.”
“contame qué es, Tony”, le dije, siempre listo para escuchar las boludeces de los demás.
Tony se acercó mucho. “sé de un tipo que tiene una máquina de coger. ninguna locura de mierdas de revista de sexo. como las que se ven en los avisos. botellas de agua caliente con conchas de cornebeef recambiables, toda esa guasada. este tipo realmente lo hizo. un científico alemán, dimos con él, quiero decir, nuestro gobierno lo hizo antes de que los rusos pudieran agarrarlo. pero esto lo mantienen en silencio.”
“claro, Tony, claro…”
“Von Brashlitz. nuestro gobierno intentó mantenerlo interesado en el ESPACIO. no hubo modo. un viejo brillante, pero sólo tenía en la cabeza esta MÁQUINA DE COGER. al mismo tiempo piensa que es algún tipo de artista, a veces se llama a sí mismo Miguel Ángel… lo jubilaron con 500 dólares por mes para de alguna forma mantenerlo suficientemente vivo fuera de los loqueros. lo observaron durante un tiempo, después se aburrieron o se olvidaron, pero siguieron haciéndole llegar los cheques, y una vez cada tanto viene un agente a hablar con él por diez o veinte minutos al mes, escribe un informe diciendo que todavía está loco, después se va. así que estuvo yendo de pueblo en pueblo, arrastrando este gran baúl rojo con él. al final una noche llega acá y empieza a tomar. me dice que es tan sólo un viejo cansado, que necesita un lugar realmente tranquilo para hacer sus investigaciones. yo seguía distrayéndolo, ya saben cómo es, acá vienen un montón de tocados.”
“see,” dije.
“entonces, loco, el tipo seguía emborrachándose cada vez más, y me lo largó. ¡había diseñado una mujer mecánica que podía echarle un polvo a un hombre mejor de lo que cualquier mujer creada a lo largo de los siglos! ¡y encima nada de Siempre Libre, nada de mierdas, nada de discusiones!”
“estuve buscando,” dije “una mujer así toda mi vida.”
Tony se rió. “todos los hombres lo hicieron. pensé que estaba loco, por supuesto, hasta que una noche después de cerrar fui con él hasta su alojamiento y sacó de su baúl rojo la MÁQUINA DE COGER.”
“¿y?”
“fue como ir al cielo antes de morir.”
“dejame adivinar el resto,” le pedí a Tony.
“adiviná.”
“Von Brashlitz y su MÁQUINA DE COGER están acá arriba ahora.”
“uh uh,” dijo Tony.
“¿cuánto?”
“veinte verdes por cabeza.”
“¿20 verdes por cogerse a una máquina?”
“él ha superado lo que sea que nos haya Creado. ya van a ver.”
“Petey el Búho me la chupa por un verde.”
“Petey el Búho está bien pero no es ningún invento que bata a los dioses.”
saqué mis 20.
“haceme el favor, Tony, si esto es algún tipo de estúpida broma por el calor, ¡perdiste a tu mejor cliente!”
“como dijiste antes, de todos modos todos estamos locos. hacé como quieras.”
“está bien,” dije.
“está bien,” dijo Mike el Indio, “y acá están mis 20.”
“yo sólo saco el 50 por ciento, tienen que entender, el resto es para Von Brashlitz. 500 verdes de pensión no es mucho con la inflación y los impuestos, y Von B. chupa schnapps como loco.”
“vamos a hacerlo,” dije, “ya tenés los 40 verdes. ¿dónde está esta inmortal MÁQUINA DE COGER?”
Tony levantó una separación del bar, dijo, “vengan por acá. vayan por la escalera que da a la parte trasera. simplemente suban, golpeen a la puerta, digan, ‘nos manda Tony’.”
“¿alguna puerta #?”
“la puerta #69.”
“ah, más bien,” dije, “¿qué más?”
“ah, más bien,” dijo Tony. “lleven las bolas.”
encontramos la escalera. subimos. “Tony es capaz de hacer cualquier cosa por una broma,” dije.
caminamos. ahí estaba: puerta #69.
golpeé: “nos mandó Tony.”
“ah, ¡pasen, caballeros!”
ahí estaba este desquiciado con aspecto de viejo verde, vaso de schnapps en mano, lentes de doble cristal. igual que en las películas antiguas. parecía que estuviera teniendo una visita, una cosita joven, casi demasiado joven, con aspecto frágil y fuerte al mismo tiempo.
cruzó las piernas, resplandecientes hasta el último milímetro: rodillas de nylon, muslos de nylon, y esa pequeña parte ahí donde las largas medias terminaban y ese pedacito de carne empezaba. ella era todo culo y tetas, piernas de nylon, sonrientes ojos azules. …
“caballeros, - mi hija Tanya…”
“¿qué?”
“ah, sí, ya sé, soy tan… viejo… pero como el mito del hombre negro con la pija más grande del mundo, también existe el mito de los sucios viejos alemanes que no paran nunca de coger. pueden creer lo que quieran. esta es, de todos modos, mi hija, Tanya…”
“hola, chicos,” se rió.
después todos miramos hacia una puerta que tenía rotulado: DEPÓSITO DE LA MÁQUINA DE COGER.
se terminó de tomar su schnapps.
“bueno… entonces muchachos, ustedes vinieron por el mejor POLVO de sus vidas, ¿verdad?”
“¡papi!” dijo Tanya, “¿tenés que ser siempre tan grosero?”
Tanya volvió a cruzar sus piernas, esta vez más alto, y casi acabo en seco.
después el profesor se tomó otro schnapps, se levantó, y caminó hacia la puerta rotulada DEPÓSITO DE LA MÁQUINA DE COGER. se volvió y nos sonrió, luego abrió la puerta muy lentamente. se metió y salió haciendo rodar esta cosa que parecía una cama de hospital sobre ruedas.
estaba DESNUDA, una masa de metal.
el profe hizo rodar la maldita cosa hasta ponerla exactamente delante de nosotros, después empezó a tararear una canción horrible, probablemente algo del alemán.
una masa de metal con este agujero en el centro. el profesor tenía una lata de aceite en la mano, la metió en el agujero y empezó a echar de este aceite en grandes cantidades. mientras tarareaba esta desquiciada canción alemana.
siguió echando el aceite, luego miró hacia atrás por encima de su hombro y dijo, “linda, ¿verdad?” y volvió a su trabajo, surtiendo el aceite.
Mike el Indio me miró, intentó reír, dijo, “la puta… ¡nos agarraron de nuevo!”
“see,” dije, “parece que hiciera 5 años desde que me eché uno, ¡pero ni en pedo meto mi pija en ese cacho de plomo!”
Von Brashlitz se rió. caminó hasta su gabinete de licor, encontró otra de ¾ de schnapps, se sirvió uno largo, y se sentó de frente a nosotros.
“cuando en Alemania empezamos a darnos cuenta de que la guerra estaba perdida, y de que la red se estaba cerrando – hasta la batalla final de Berlín – sabíamos que la guerra había asumido una nueva esencia – la verdadera guerra se convirtió en quién agarraba más científicos alemanes. si Rusia o Estados Unidos tenían la mayor parte de los científicos alemanes – esos eran los que iban a llegar primero a la luna, primero a Marte… primero a todo. bueno, no sé cómo salió… numéricamente o en términos de poder cerebral científico. sólo sé que los estadounidenses me tuvieron primero, no me dejaron escapar, me llevaron en un auto, me dieron un trago, me pusieron un revólver en la cabeza, me hicieron promesas, me hablaron como locos. yo firmé todo…”
“todo bien,” dije, “en cuanto a historia. ¡pero igual no voy a meter mi pija, mi pobre y pequeña pija, en ese pedazo de metal laminado o lo que carajo sea! Hitler debe haber sido un completo loco para hacerse cargo de alguien como usted. ¡preferiría que los rusos le hubieran echado el guante primero! ¡quiero mis 20 verdes de vuelta!”
Von Brashlitz se rió, “jeeejeeejeee… es sólo mi pequeña bromita, ¿nein? ¡jeeejeeejeee!”
empujó el cacho de plomo de nuevo en el armario. cerró la puerta de un portazo. “¡oh, jejeeeje!” y tomó un poco más de schnapps.
Von B. echó un poco más de schnapps. realmente se los bajaba. “caballeros, ¡soy un artista y un inventor! mi MÁQUINA DE COGER es en realidad mi hija, Tanya…”
“¿más bromitas, Von?” le pregunté.
“¡nada de bromas! ¡Tanya! ¡andá y sentate en la falda de este caballero!”
Tanya se rió, se paró, caminó y se sentó en mi falda. ¿una MÁQUINA DE COGER? ¡no podía creerlo! su piel era piel, o lo parecía, y su lengua que se movía dentro de mi boca mientras nos besábamos, no era mecánica – cada movimiento era diferente, respondiendo a los míos.
yo estaba ocupado en el tema, rasgándole la blusa por el pecho, metiéndole mano por abajo, más caliente de lo que lo había estado en años, y después estábamos enredados, de alguna forma terminamos de pie, y ahí se la metí de parado, mis manos tironeando de su largo y rubio pelo, tirando de su cabeza hacia atrás, y después bajándolas, abriéndole el ojo del culo mientras le daba, hasta que acabó – pude sentir su vibración, y entonces acabé yo también.
¡fue el mejor polvo que jamás me había echado!
Tanya se fue al baño, se limpió y se duchó, se volvió a vestir de nuevo para Mike el Indio. supongo.
“el más grande invento del hombre,” dijo Von Brashlitz muy serio.
tenía toda la razón.
después Tanya salió y se sentó en MI falda.
“¡NO, NO! ¡TANYA! ¡ES EL TURNO DEL OTRO HOMBRE! ¡A ESTE ACABÁS DE COGÉRTELO!”
ella pareció no oír. eso era raro, hasta para una MÁQUINA DE COGER, porque, de verdad, yo nunca había sido un gran amante.
“¿no me amás?” me preguntó.
“sí.”
“te amo. y soy tan feliz. y… no se supone que yo esté viva. lo sabés, ¿no?”
“te amo, Tanya. eso es todo lo que sé.”
“¡la puta madre!” gritó el viejo, “¡esta PUTA MÁQUINA!” caminó hacia esta caja barnizada con la palabra TANYA impresa de un lado. había unos cables saliendo de ella; había discos, y agujas que temblaban, y muchos colores, luces que se prendían y apagaban, cosas que hacían tictac… Von B. era el fiolo más loco que había conocido en mi vida. seguía toqueteando los discos, luego miró a Tanya:
“¡25 AÑOS! ¡casi toda una puta vida para construirte! ¡hasta de Hitler tuve que esconderte! y ahora… ¡querés convertirte en una simple y común puta!”
“no tengo 25,” dijo Tanya, “tengo 24.”
“¿ves, ves? ¡exactamente como una puta cualquiera!”
volvió a sus discos.
“te pusiste una sombra de labios diferente,” le dije a Tanya.
“¿te gusta?”
“¡oh, sí!”
se inclinó y me besó.
Von B. seguía toqueteando sus discos. sentí que él podía ganar.
Von Brashlitz se volvió hacia Mike el Indio. “es tan sólo un pequeño desperfecto. confíe en mí. en un minuto lo tengo reparado, ¿ia?”
“eso espero,” dijo Mike el Indio, “tengo 35 centímetros esperando y abajo pagué 20 verdes.”
“te amo,” me dijo Tanya, “nunca más voy a coger con otro hombre. si no puedo tenerte, no voy a tener a nadie.”
“yo te voy a perdonar cualquier cosa que hagas, Tanya.”
el profe se estaba enfureciendo. seguía moviendo los discos pero no estaba pasando nada. “¡TANYA, es hora de que te COJAS al OTRO hombre! me estoy… cansando… necesito un poco de schnapps… irme a dormir… Tanya…”
“ah,” dijo Tanya, “¡viejo podrido de mierda! ¡vos y tu schnapps, y después mordisqueando mis tetas toda la noche, que no puedo ni siquiera dormir! ¡y ni siquiera lográs que se te pare decentemente! ¡sos un asco!”
“¿WAS?”
“DIJE, ¡‘NO LOGRÁS QUE SE TE PARE DECENTEMENTE’!”
“¡Tanya, vas a pagar por esto! ¡vos sos mi creación, no yo la tuya!”
él seguía cambiando sus perillas mágicas. quiero decir, en la máquina. estaba muy enojado, y lo podías ver, de algún modo la rabia le daba un fulgor vital más allá de él mismo. “sólo esperá, Mike. ¡todo lo que tengo que hacer es ajustar el sistema eléctrico! ¡esperá! ¡un segundo! ¡ya lo veo!”
entonces se paró de un salto. el tipo este que habían salvado de los rusos.
miró a Mike el Indio. “¡ya está bien! ¡la máquina funciona! ¡a divertirse!”
después fue hasta su botella de schnapps, se sirvió otro de los buenos, se sentó a observar.
Tanya se bajó de mi falda y caminó hasta Mike el Indio. miré a Tanya y Mike el Indio abrazarse.
Tanya bajó el cierre de Mike, sacó su pija, ¡el tipo tenía flor de pija! él dijo como 35 centímetros pero parecía más como de 50.
después Tanya puso sus dos manos alrededor de su pija.
él gemía en la gloria.
entonces ella tiró de toda la pija y se la arrancó del cuerpo. la tiró a un lado.
yo vi la cosa rodando por encima del tapete como una salchicha desquiciada, goteando pequeñas y tristes marquitas de sangre. rodó hasta darse con la pared, después se quedó ahí como algo con cabeza pero sin pies y ningún lugar a donde ir… lo que era bastante cierto.
enseguida, pasaron las BOLAS volando a través del aire. una vista pesada, serpenteante. Simplemente aterrizaron en el centro del tapete sin saber qué hacer excepto sangrar.
así que sangraron.
Von Brashlitz, el héroe de la invasión ruso-americana, le echó una mirada severa a lo que quedaba de Mike el Indio, mi viejo compinche para tomar cerveza, todo rojo en el suelo, manando por el centro – Von B. se tomó los vientos, escaleras abajo…
el cuarto 69 había hecho todo excepto eso.
y después le pregunté a ella: “Tanya, pronto la cana va a estar por acá, ¿dedicamos el número del cuarto a nuestro amor?”
“¡claro, mi amor!”
lo hicimos, justo a tiempo, y la estúpida cana irrumpió.
uno de los eruditos declaró la muerte de Mike el Indio.
y como Von B. era una especie de producto del gobierno de los EE.UU., había un quilombo bárbaro de gente alrededor – unos cuantos oficiales de mierda – bomberos, periodistas, los botones, el inventor, la C.I.A., el F.B.I., y otras varias formas de mierda humana.
Tanya vino y se me sentó en la falda. “ahora me van a matar. tratá de no ponerte triste.”
no contesté.
luego Von Brashlitz estaba gritando y señalando a Tanya – “¡LES DIGO, CABALLEROS, QUE ELLA NO TIENE SENTIMIENTOS! ¡YO SALVÉ A LA MALDITA COSA DE HITLER! ¡les digo, no es más que una MÁQUINA!”
todos se quedaron ahí inmóviles. nadie le creía a Von B.
era simplemente la más hermosa máquina, y así llamada mujer, que alguna vez hubieran visto.
“¡ah, mierda! ¡idiotas! ¿toda mujer es una puta máquina, no pueden verlo? ¡juegan al mejor postor! ¡NO HAY TAL COSA COMO EL AMOR! ¡ESO ES UN CUENTO DE HADAS COMO LA NAVIDAD!
todavía no podían creerle.
“¡ESTO es sólo una máquina! ¡no tengan MIEDO! ¡MIREN!”
Von Brashlitz agarró uno de los brazos de Tanya.
lo arrancó del cuerpo por completo.
y adentro – adentro del agujero de su hombro – lo podías ver – no había más que cables y tubos – cosas enrolladas y que pasaban de un lado a otro – además de una sustancia menor que remembraba ligeramente la sangre.
vi a Tanya ahí parada con ese rollo de cable colgándole del hombro, donde solía estar el brazo. me miró:
“¡por favor, por también! ¡te pedí que trataras de no estar demasiado triste!”
miré mientras se le abalanzaban en patota, la rompían, la violaban y la hacían trizas.
no pude evitarlo. bajé mi cabeza y la puse entre mis piernas y lloré…
además, Mike el Indio nunca recuperó el valor de sus veinte verdes.
***
pasaron algunos meses. no volví al bar nunca más. hubo un juicio pero el gob. exoneró a Von B. y a su máquina. me mudé a otra ciudad. muy lejos. y un día estaba sentado en la peluquería, y agarré esta revista porno. había un anuncio: “¡infle su propia muñequita! $29,95. material de goma resistente, muy duradero. cadenas y látigos incluidos en el paquete. un bikini, soutién, medias. 2 pelucas, lápiz labial y una pequeño frasco de poción de amor incluidos. Cía. Von Brashlitz.”
le mandé un pedido. una casilla de correo en Mass. él también se había mudado.
el paquete llegó en 3 semanas. muy vergonzoso. no tenía un inflador de bicicletas y después me recalenté cuando saqué la cosa del paquete. tuve que ir hasta la estación de la esquina para usar su bomba de aire.
se veía mejor a medida que se inflaba. tetas grandes. culo grande.
“¿qué tené’ ahí che?” me preguntó el tipo de la estación.
“mirá che, sólo estoy tomando prestado un poco de aire. ¿no compro un montón de nafta acá, eh?”
“bueno, todo bien, podés usar el aire. pero maldito si puedo dejar de preguntarme qu’es lo que tenés ahí…”
“¡olvidate!” le dije.
“¡MI DIOS! ¡mirá esas TETAS!”
“ESTOY mirando, pelotudo!”
lo dejé ahí con la lengua para afuera, luego me la puse sobre el hombro y volví a casa. la llevé hasta el cuarto.
¿la gran pregunta estaba todavía por venir?
le abrí las piernas y busqué alguna forma de abertura.
Von B. zafó lo más bien.
me subí y empecé a besar la boca de goma. de vez en cuando daba con alguna de las tetas gigantes y le daba una chupada. le había puesto una peluca amarilla y me pasé la poción de amor por la pija. no usé demasiada loción de amor. a lo mejor había mandado como para un año.
la besé apasionadamente atrás de las orejas, le metí el dedo en el culo, seguía dándole. después me salí, le esposé los brazos por detrás de la espalda, estaba el pequeño candado y la llave y después le di unos buenos latigazos en el culo con las correas de cuero.
¡por dios, yo tengo que estar loco! pensé.
después la di vuelta y se la metí de nuevo. la garchaba y la garchaba. la verdad, era bastante aburrido. me imaginaba perros cogiéndose gatas; imaginaba a 2 personas cogiendo por el aire mientras se tiraban desde el Empire State. me imaginaba una concha grande como un pulpo, reptando hacia mí, húmeda y maloliente y sedienta por un orgasmo. me imaginaba todas las medias, las rodillas, las piernas, las tetas, las conchas que había visto, la goma estaba sudando; yo estaba sudando.
“¡te amo, querida!” le susurré en una de sus orejas de goma.
odio admitirlo, pero me forcé a mí mismo a acabar adentro de ese asqueroso pedazo de goma. no era una Tanya para nada.
tomé una hoja de afeitar y corté la cosa hasta hacerla mierda. la tiré junto con las latas de cerveza.
¿cuántos hombres en Estados Unidos compran estas cosas estúpidas?
o puede que te cruces con cincuenta máquinas de coger en una caminata de 10 minutos casi en cada esquina de Estados Unidos – siendo la única diferencia que se hacen pasar por humanas.
pobre Mike el Indio. con sus 50 centímetros de pija muerta.
todos los pobres Mike el Indio. todos los que trepan al espacio. todas las putas de Vietnam y de Washington.
pobre Tanya, su barriga había sido la barriga de un cerdo. sus venas las venas de un perro. rara vez cagó o meó, simplemente cogió – corazón, voz y lengua prestados de otros – por aquel tiempo se suponía que sólo había 17 transplantes de órgano posibles. Von B. estaba muy por encima de ellos.
pobre Tanya, que sólo había comido un poco – principalmente queso y pasas. no había tenido ningún deseo de dinero, o de propiedad, o de grandes autos nuevos, o de casas supercaras. nunca había leído el diario de la noche. nunca deseó un televisor a color, sombreros nuevos, botas de lluvia, conversaciones contra la verja trasera con vecinas idiotas; ni tampoco había deseado tener un marido que fuera doctor, corredor de bolsa, parlamentario, o policía.
y el tipo de la estación me sigue preguntando, “che, ¿qué pasó con esa cosa que trajiste hasta acá aquel día y la inflaste con la bomba de aire?”
pero ahora no lo hace más. compro la nafta en un nuevo lugar. ya ni siquiera me corto el pelo donde vi aquella revista con el anuncio porno de la muñeca de goma de Von Brashlitz. estoy intentando olvidarlo todo.
¿vos qué harías?


Original: The Fuck Machine, in: Charles Bukowski, The Most Beautiful Woman in Town & Other Stories, Virgin Books, 2009, pp. 34-44.

© 2011 No Land´s Man por la traducción.

4 comentarios:

  1. Querido Iani!, muchas gracias por la gentil dedicatoria, testimonio de tu bonomía. Es una bella traducción, tenés que seguir por este camino. Abrazo rioplatense.

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  2. Gracias Caro/nte... un fuerte abrazo para vos.

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  3. Recién leí la dedicatoria... ¡me emociona, la rpmqtp, querido hermano! Comparto las expresiones de Caronte, me dio placer leer en "mi idioma" al maestro, mayor aún ese placer cu8ando es provocado por el trabajo de un hermano. Te felicito, estoy seguro que todos los amantes rioplatenses de Hank sabrán apreciar su/tu belleza. Abrazo y toda mi admiración, sinceramente

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  4. Muchas gracias José, yo, que no estoy en ningún lado (Borges omnipresente), y vos que estás en los avernos, acá, departiendo con Caronte...
    Espero sí, que la traducción sea de interés para nuevos lectores o para que los que leyeron el relato en alguna otra traducción puedan mirarlo ahora con otros ojos... Va abrazo de vuelta.

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