28/3/10

Nuestro Monstruo

Navego por los mares de mi impotencia, en busca de la proeza que me abra tus brazos. Las tormentas de la psiqué azotan mi nave y cubren mi cuerpo de cruces. No sé qué tendrá a bien el Hado dispuesto para mí, desconozco a dónde me arrojará la próxima embestida, no sé a qué remota isla me arrimará alguno de los troncos del náufrago. El tiempo y el espacio coserán y descoserán nuestra historia, mientras la épica poblada de aventuras será un juego mental. No puedo llamarme intrépido, soy un humilde esclavo de las circunstancias, que a veces reman a favor, y la mar de las veces sin rumbo alguno. Veo venir al mar en pleno en busca de mi rostro, el cielo grisea por su ausencia aunque intuyo su presencia allá arriba.
La boca marina se zambulle fuera y dentro de mí, me conduce al interior de la ballena, donde habitaré tres días con sus noches, pero que las pesadillas nocturnas multiplicarán como si mi vida sólo se hubiera tratado de esa experiencia. Quiero ser el fruto de tu vientre, pero lo que mi destino me tiene deparado es tan sólo ser el producto de tu digestión. Jamás seré Jonás. Sólo seré una copia de una idea tal vez primigenia y que nunca me será iluminada desde mi sitio de cavernícola encadenado.
Quiero pensar que todo es un mal sueño, pero mi cuerpo denuncia el cansancio de la larga lucha, y al abrir mis ojos descubro las trazas de algunas gotas desvergonzadamente saladas.

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